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Los estudiantes no repiten curso, sólo tienen que volver a examinarse de las materias que no logran superar. Casos raros, por cierto. «En el último examen de castellano que hice uno de mis alumnos me escribió una nota en el ejercicio en la que se disculpaba por no haberlo podido preparar», relata Tuija Turkki. «Lo siento, es que ha estado muy ocupado con los entrenamientos de hockey, póngame un cuatro -el suspenso en Finlandia-, que ya estudiaré para el próximo examen», le decía en su nota. Los alumnos no copian en los exámenes ni tratan de hacer trampas para aprobar. Es parte de su educación, de su sociedad. «Finlandia es uno de los países con menos corrupción del mundo. A nadie se le ocurriría defraudar a Hacienda, o engañar al Ayuntamiento cuando pides ayudas», explica la bilbaína Begoña del Barrio, profesora en el pueblo de Raisio.
En España el Bachillerato está programado para realizarlo en dos años académicos. Si se suspenden más de tres materias hay que repetir el curso completo. El sistema español, sin embargo, se quiere acercar a ese modelo finlandés más universitario. La LOE establece que si a un alumno le quedan tres asignaturas no tiene que volver a examinarse de ellas y, aunque no puede pasar de curso, tiene la posibilidad de matricularse en algunas materias de segundo.